CELEBRAMOS LOS 20 AÑOS DE LA CANONIZACIÓN DEL P. ANÍBAL MARÍA

16 de Mayo de 2024 | "Enamoraos de Jesucristo"

 

Este 16 de mayo, se cumplen 20 años de la canonización del P. Aníbal María di Francia por el Papa San Juan Pablo II. Es, desde luego, una fecha muy significativa para toda la Familia del Rogate y, por eso, queremos tenerla muy presente y dar gracias a Dios por el proceso de canonización que culminó, finalmente, en aquella ceremonia que tuvo lugar en San Pedro en mayo de 2004, y a la que asistieron todas las religiosas de las comunidades españolas.

Fue también San Juan Pablo II, un 7 de octubre de 1990, quien había proclamado beato (el paso anterior a la canonización) al P. Aníbal, definiéndolo además como “Auténtico precursor y celoso maestro de la moderna pastoral vocacional”.

Como expresa la propia Congregación en el documento preparado con motivo del aniversario, “Veinte años después de la canonización de nuestro Fundador, no podemos dejar de elevar nuestra agradecida alabanza a Dios, dador de todo bien, por el gran don que ha dado a la Iglesia y a la ciudad de Messina y, con su canonización, a todo el mundo”.

“Aníbal María di Francia -prosigue el documento- al vivir la caridad hasta sus últimas consecuencias no sólo dio un nivel de vida más humano a ese ´pedazo de tierra maldita´, sino que lo transformó en un lugar teológico porque, impulsado por su profunda fe, reconoció y encontró a Dios en los rostros y en la vida de quienes poblaban las ´casas de Aviñón´. Impulsado por la ´Gran Palabra´, hizo suyos los sentimientos de Cristo y pasó toda su existencia por el Rogate, ofreciendo cada momento de su existencia como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios para obtener del Señor de la mies los buenos trabajadores”.

Efectivamente, esas palabras del Evangelio, “Rogad (Rogate) pues al Dueño de la mies…”, se convirtieron en la idea central a la que San Aníbal dedicó su vida, a través de un ilimitado amor hacia los pobres y los huérfanos. Para el padre Aníbal, el Rogate no era tan sólo una recomendación por parte del Señor, sino un mandato explícito y, además, en sus propias palabras “un remedio inefable”.

Recordemos las palabras de San Juan Pablo II en la homilía de su canonización, haciendo mención también del “Rogate”:

“El que me ama guardará mi palabra” (Jn 14, 23). En estas palabras evangélicas vemos delineado el perfil espiritual de Aníbal María di Francia, a quien el amor al Señor impulsó a dedicar toda su vida al bien espiritual del prójimo. Desde esta perspectiva, sintió sobre todo la urgencia de realizar el mandato evangélico: “Rogate ergo…” (Mt 9, 38).

A los padres Rogacionistas y a las religiosas Hijas del Divino Celo -continuaba el Santo Padre- les encomendó la misión de trabajar con todas sus fuerzas para que la oración por las vocaciones fuera “incesante y universal”. El padre Aníbal María di Francia dirige esta misma invitación a los jóvenes de nuestro tiempo, sintetizándola en su exhortación habitual: “Enamoraos de Jesucristo”.

De esta providencial intuición ha surgido en la Iglesia un gran movimiento de oración por las vocaciones. Deseo de corazón que el ejemplo del padre Aníbal María di Francia guíe y sostenga también en nuestro tiempo esta acción pastoral (Juan Pablo II dixit).

 

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