UN ALUMNO DE FOZ, PREMIO GALLEGO AL ESFUERZO Y LA SUPERACIÓN PERSONAL

Alfredo Fernández Ortiz está tutelado por el centro de menores San Aníbal de Burela

Alfredo Fernández Ortiz, alumno del centro plurilingüe Nosa Señora do Pilar de Foz, tutelado por el centro de menores San Aníbal de Burela, ha sido uno de los 20 jóvenes galardonados en Galicia con el premio de Educación Secundaria Obligatoria al esfuerzo y la superación personal, correspondientes al curso 2018/2019. Por ello recibirá 750 euros. El suyo es un todo un ejemplo de superación y de sobreponerse a las dificultades.

«A finalidade destes premios é dar recoñecemento público ao esforzo e á dedicación do alumnado desta etapa educativa, reforzar aqueles aspectos que inciden na mellora do sistema educativo e xuntar excelencia con equidade, igualdade de oportunidades e posibilidades de desenvolvemento persoal», explican desde el centro focense. Y añaden: «Os alumnos e alumnas que sexan persoas candidatas ao premio tiveron que merecer un especial recoñecemento pola dedicación e esforzo demostrado ao longo da etapa en superar as súas dificultades, ben de tipo persoal, educativas e/ou do contorno familiar e sociocultural, polo que se fan merecedores de optar a esta modalidade de premios».

«O perfil obxecto destes premios correspóndese con alumnado que procede de contornos socioculturais desfavorecidos ou de contornos familiares disfuncionais que supoñan desvantaxe manifesta para conseguir rematar os seus estudos ou en proceso de superación de enfermidades crónicas ou con discapacidades que condicionan o seu rendemento escolar, a súa relación persoal e a súa inserción social», concluye el colegio O Pilar de Foz.

Alfredo Fernández Ortiz fue uno alumno que cumplía los requisitos para optar a la distinción. Pero no solo eso, sino que además quedó calificado como tercero en el conjunto de Galicia.

Sigue vinculado a Burela

En la actualidad, una vez concluidos sus estudios de secundaria, Alfredo Fernández Ortiz, se encuentra en A Coruña, donde cursa doble titulación dual en Coidados Auxiliares de Enfermería y Atención a persoas en situación de dependencia, si bien continúa vinculado al Centro San Aníbal de Burela, a donde acude los fines de semanas y vacaciones.

El perfil de los premios se corresponde a alumnos con circunstancias que suponen una clara desventaja para concluir sus estudios

Unos 200 estudiantes de secundaria han recibido en diez años un premio de la Xunta por terminar la ESO en medio de grandes dificultades

Una discapacidad. La muerte de un progenitor. El abandono de los padres. Una enfermedad grave. Hay muchas razones extra por las que un adolescente tiene serias dificultades para salir adelante en sus estudios. Superar la ESO cuando a las condiciones habituales se suma un problema físico, emocional o de aprendizaje exige mucho tesón, esfuerzo y trabajo, y hay alumnos que son campeones en eso. Para reconocer la superación personal la Consellería de Educación entrega, hace diez años, los premios al esfuerzo durante la secundaria. Desde entonces, unos 200 estudiantes de toda Galicia, con unas circunstancias vitales mucho más complicadas que las de sus compañeros, han visto cómo la Administración reconocía su trabajo, su dedicación, con el distintivo y los 750 euros de premio.

 

Cuatro puntos a valorar

A la Xunta le interesa que «os premiados sexan un exemplo para compañeiros e compañeiras en situacións similares», especialmente aquellos que viven en un entorno que no los protege. En cuanto a los jóvenes con una discapacidad, los galardones son un ejemplo también para las familias, para que les apoyen a superar sus dificultades.

A la hora de puntuar cada caso, se valoran cuatro factores: problemas de salud o desarrollo, hasta 4 puntos; presentar dificultades educativas derivadas del entorno social o estar en riesgo de exclusión social, hasta 3 puntos; nota media, hasta 2 puntos (sería su nota multiplicada por 0,2); y continuar los estudios, 1 punto.

 

Alfredo Fernández, CPR Nosa Señora do Pilar (Foz)

«Cheguei suspendendo oito e nove, e rematei cunha media de notable»

Es difícil encontrar jóvenes tan centrados como Alfredo Fernández. Con 18 años recién cumplidos, tiene una serenidad adulta tras una vida difícil. Huérfano de madre, estuvo años en casas de familiares, en las que no estaba cómodo. ¿El resultado? Dos repeticiones en ESO, en primero y tercero, y una deriva que lo llevaba el abandono escolar. Entonces, él mismo decidió entrar en el centro de protección de menores San Aníbal, de Burela. Esta decisión cambió su vida: «Eu non tiña normas —explica Alfredo—, e ao principio custábame», pero tenía claro lo que quería, y, además, «estudar era a única norma que me puxeron para seguir aí».

«Se veían que me costaba moito, animábanme dicindo que eu podía facelo»

«O centro salvou o meu futuro e ese presente que tiña», reconoce claramente el joven, que terminó la ESO «cunha media de notable» cuando llegó «suspendendo oito e nove». Todo en un par de años. Fue difícil el cambio pero contó con todo el apoyo del centro: «Se veían que me costaba moito, animábanme dicindo que eu podía facelo». Que nunca dudaran de él, que no tiraran la toalla fue el empujón que necesitaba este joven que ahora está haciendo un doble ciclo dual en FP en el Fogar de Santa Margarida de A Coruña: Coidados Auxiliares de Enfermaría y Atención a Persoas en Situación de Dependencia.

«Gustaríame traballar nunha residencia. É coma un centro de menores, pero de maiores»

La elección de los estudios la hizo con la ayuda de los responsables del San Aníbal: «Pensaron no que me podería gustar sabendo que quero facer algo que axude á xente», y tiene claro su destino, una residencia. «Gustaríame ter máis contacto coa xente que nun hospital, todos os días coas mesmas persoas. É coma un centro de menores, pero de persoas maiores».

Él sigue vinculado al San Aníbal, su verdadero hogar, donde acude cada fin de semana y en vacaciones. Cuando tiene clase se queda en la residencia del colegio Santa Margarida. Allí tiene menos amigos, porque como tiene clase de tarde coincide con pocos jóvenes. En donde sí se ha hecho una pandilla es en clase, y eso que al principio estaba preocupado: «Cando entrei no San Aníbal coñecía a moitos rapaces, pero aquí non. Estaba un pouco preocupado por como sería, pero estou moi ben». Las clases no son difíciles, combinan teoría y práctica, «e se che gusta o tema, están ben».

Alfredo todavía no ha decidido su futuro: «Agora penso en rematar este ciclo, e entón mirarei coma estou, e coma me vexa, sigo estudando un ciclo superior ou empezo a traballar. Aínda non o sei».

Por si había alguna duda de su tenacidad y valor, la última respuesta despeja cualquier duda:

—Sabe no que gastará os 750 euros do premio?

Non tiña pensado gastalos. Vou aforralos. Agora teño axudas da Xunta, pero todo se acaba e quero ter algo gardado para o futuro.

 

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